¿QUE HAGO SI MI HIJO NO QUIERE COMER? Nutrición infantil




¿QUE HAGO SI MI HIJO NO QUIERE COMER? - Nutrición infantil



Muchos papitos nos preocupamos constantemente por que nuestros hijos no comen, buscamos, investigamos y mostramos sincera preocupación por saber ¿Que podemos hacer si nuestros hijos no quieren comer? A cada edad puede realizar una labor diferente: A partir de los 18 meses, puedes comenzar a acompañarte  al mercado y enseñarle las verduras y frutas por colores y por nombres explicando cada variedad. Una vez en casa, déjale ayudarte a ordenarlas, lavarlas y colocarlas en el plato o la fuente una vez cortadas. 

Podemos hacer participar a nuestros pequeños en el momento de arreglar la mesa, a los 2 años pídeles que ayuden a elegir el mantel, a poner las servilletas o coger flores para el centro de la mesa. Desde los 3 años, si sus movimientos son ya suficientemente coordinados pueden colaborar colocando los platos y cubiertos en la mesa, cuando se vean involucrados ya serán parte del ritual alimentario. A partir de los 4 años puede ayudarte o hacer él mismo una pequeña receta, claro siempre bajo tu supervisión y que sin duda,  si después de esto nuestro hijo sigue sin tener hambre, dile que se siente en la mesa aunque no coma. Lo importante es no hacer un drama de la alimentación. 

Cuando prepares el menú, pídele que elija entre algunos platos, pero hazle comprender desde el principio que no está en un restaurante a la carta. Hay palabras que cambian en un drama la situación más banal. Debemos desterrar de nuestro vocabulario expresiones como: “¡Termínate el plato!” o “Si no hay judías verdes, no hay postre!”. Es la mejor manera de que el pequeño se niegue a comer. Si el niño no se siente presionado, empezará a comer sin ninguna preocupación. Nunca debes enfrentarte a un niño que no quiere comer, él buscará agotar tu paciencia. 

Trata de decirle pacientemente: “Esta bien, no comes en la mesa, pero si tienes hambre dos horas más tarde, tendrás que esperar a la cena”. Eso sí, no le dejes picotear mas durante la tarde. Y deja de lado el tema de la comida para hablar con él de cosas distintas.

Si deseas mas sugerencias e información puedes ver aquí 

2 comentarios:

  1. ¿Tu hijo se enfada cada vez que se sienta frente al plato? A menudo, para muchas familias, la hora del almuerzo se convierte en una auténtica pesadilla y en una guerra continua entre padres e hijos. ¿Qué debemos hacer cuando el niño no quiere comer? Ante todo no hay que perder la calma. Aunque su actitud de rechazo puede perturbar el almuerzo familiar y resultar verdaderamente molesto, sin contar con la impresión de tener que ceder ante el poder del niño, no vale la pena montar en cólera ante un hijo inapetente. Un niño no se muere de hambre si no está muy deteriorado físicamente y si tiene alimento a su alcance. Su salud no debe ser en este caso nuestra preocupación, sino las causas de esa actitud frente a la comida. La relación del niño y de la madre está estrechamente vinculada con la alimentación. Cuando el niño se enfada con ella, su cólera puede expresarse en el rechazo de la comida que ella prepara: el comer puede ser un símbolo de lucha entre el hijo y la madre y el rechazo de ésta un síntoma de algo más.
    Causas de inapetencia
    1. Hay padres que se equivocan en el tamaño de las raciones y quieren que su hijo coma más de lo que necesita. Si está fuerte y sano no debemos preocuparnos de que coma poco, siempre que lo que coma sea complementario y equilibrado.
    2. Otra de las causas de inapetencia puede ser debida a que el niño esté atravesando un mal momento familiar: el nacimiento de un hermano, falta de dedicación por parte de sus padres, un deseo de llamar la atención o cualquier cambio en su vida…
    3. Por el contrario hay niños que toman la postura contraria y devoran sin degustar la comida. Esta voracidad ante el alimento nos está hablando de un problema sin resolver. Debemos reflexionar y atender a las causas de esta ansiedad, además de procurar motivarle para que coma más despacio, saboreando los alimentos y tomando una postura reposada en la comida.
    4. Puede convertirse también en inapetente el niño manejado por una madre autoritaria y nerviosa que crea un ambiente tenso de disgusto, con prisas y amenazas en vez de hacer de la hora de la comida un momento de encuentro y diálogo, de tranquilidad y afectividad.
    5. Otro tipo de niño es el que come a cualquier hora menos a las horas de las comidas. Ante este caso, nuestra postura debe ser firme y debemos mantener la disciplina de comer a sus horas, si queremos que su alimentación se normalice.
    6. Es frecuente también que durante la enfermedad, el apetito descienda a un bajo nivel. Los niños comen mal por razones fisiológicas, por esa razón cuando están convalecientes y les forzamos a comer, podemos introducir factores emocionales y transformar el comer en un símbolo de lucha entre la madre y el hijo que puede alargarse posteriormente a la enfermedad. En cambio, cuando no se le obliga y se cura de la enfermedad, al volver al nivel normal, la necesidad de alimento regresará a sus normas anteriores.

    Hay que tener en cuenta la fase evolutiva en la que está el niño para comprender la apetencia o rechazo de ciertos tipos alimentos. Los bebés comen mucho, ya que el crecimiento que experimentan a lo largo del primer año es muy grande, siendo más pausado a partir del segundo año. Al introducirle la alimentación sólida, ya no necesitan ingerir tanto, pues están recibiendo una alimentación equilibrada y sana. No hay que “atiborrar” a los niños y pensar que cuanto más coman, más sanos estarán.

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  2. Una de las consultas más comunes que llegan a los consultorios de los pediatras es la referida a los niños inapetentes. La preocupación entre los padres es grande, pues un niño que no come bien corre el riesgo de malnutrición. ¿Qué hacer ante esta situación?
    “Lo primero que hay que hacer es diferenciar si la causa es un problema de salud o un mal hábito alimenticio. En el primer caso, los niños que no comen, tampoco juegan y lucen decaídos, a ellos hay que llevarlos a consulta, pero si no es así, lo más probable es que se deba a un mal inicio de alimentación a partir de los seis meses”, sostuvo el médico pediatra Jorge Abel Salinas en el programa Rotativa del Campo de RPP.
    Una vez identificada la causa de la inapetencia, los padres deben armarse de mucha paciencia para enseñar a su hijo a comer variado y jamás acudir a la violencia física o psicológica para lograrlo, pues ello puede originar a futuro desordenes alimenticios.
    “Las amenazas, castigos físicos o premios, son inadecuados para hacer que los niños coman, lo que los padres deben entender es que la alimentación de ellos es un proceso que se inicia a los seis meses hasta lograr que al año coman variado, cuando no se logra ese objetivo, vienen los problemas después, cuando el niño aprende a diferenciar qué le gusta y que no” remarcó Salinas.
    ¿Qué hacer?
    “Las madres y padres deben ser muy creativos para alimentar a sus hijos, presentar los alimentos de manera atractiva es importante, por ejemplo, no es lo mismo presentar un poco de arroz blanco en el plato que hacerlo con zanahorias y arvejas en un molde redondo, cuadrado o triangular, hay que armarse no solo de paciencia, también de mucha imaginación para darle los alimentos que necesita.
    Sin embargo, la inapetencia también se da por la falta de alguna vitamina o mineral. Los niños que nacen con bajas reservas de hierro debido a que la madre sufrió anemia durante el embarazo, estará propenso a sufrir de inapetencia por falta de hierro y zinc.
    Consejos prácticos para afrontar la inapetencia infantil
    Primero llévalo al pediatra y descarta algún problema de salud.
    Si la inapetencia persiste bríndale alimentos de calidad para evitar que pierda peso y talla.
    Presenta su comida con formas divertidas y en platos coloridos para que sean más atractivos.
    Varía de alimentos a diario y consume lo que le das a tu niño o niña, así educas con el ejemplo.
    Procura iniciar el día con frutas, jugos, leche y ensaladas.
    Enséñale a comer pescado es de fácil digestión y muy nutritivo.
    Opta por los jugos naturales de casa en lugar de los envasados o las gaseosas.
    Restrinje el consumo de azúcar porque solo aportan calorías sin nutrientes.
    Establece horarios fijos para comer y evita darle golosinas entre comidas.
    Recuerda, la inapetencia infantil es un problema temporal, afróntalo con paciencia, amor y buen humor.

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